Ahorita: ya, de inmediato.
Cuando comencé a transitar esta senda, tuve una conversación
orientadora con una de las maestras de mi vida: mi pastora. Ella llegó a mi
vida cuando sólo comenzaba mi adolescencia y se convirtió en un modelo para mí.
Lo que menos imaginaba yo es que seríamos parte del mismo gremio, el de los
padres especiales. Madre de un joven con Síndrome de Down, mi pastora ha sido
una mujer dedicada a darle todas las posibilidades a su hijo, quien hoy tiene
un empleo, es un joven con hábitos y una de las personas más amorosas que yo
conozco. De todas las cosas que hablamos en esa ocasión, una de las que más
atesoro es el principio que yo he llamado “ahoritidad”. Es decir, hacer lo que
toca ahorita, sin angustiarse por el futuro.
Léeme bien. No estoy diciendo que no te proyectes, o hagas
planes; estoy diciéndote que te concentres en el hoy SIN ANGUSTIARTE por el
mañana. La incertidumbre es parte de la venezolanidad, eso ya lo sabemos.
Agregar estrés a las preocupaciones cotidianas, le quita efectividad a tu
trabajo del presente. Así que, mientras llegas a ese puente, enfócate en cruzar este
que te sigue. Vivir un día a la vez no es andar al garete, o aplicar el “como
vaya viniendo vamos viendo” de manera indiscriminada. Tener metas con tu hijo
especial está bien. De hecho, debe haber metas para todos los hijos, y para
todas las áreas de la vida; pero el trayecto es importante.
La razón principal para hacerlo es que nadie tiene pleno
conocimiento del futuro. Eso también lo sabemos muy bien los venezolanos.
Teniendo eso en cuenta quiero que pienses en los pronósticos que te dieron
acerca de tu hijo. ¿Los recuerdas? Estoy casi segura que en mucho se
equivocaron los especialistas que te los dieron. ¿Sabes por qué? Porque tal
como me lo enseñó la neurólogo de Ella, es muy difícil hacer pronóstico con un
niño. Y la verdad es que es muy difícil hacer pronósticos con la vida. ¿Qué
sabe uno cómo terminarán siendo las cosas? No hay profeta, adivino, brujo,
agorero u horóscopo que te pueda decir qué va a pasar en cada cosa de tu vida,
y en eso podemos citar a Pedro Navaja: la vida te da sorpresas.
La ansiedad del futuro nos puede robar incluso la
posibilidad de vivirlo. ¿Sabías que el estrés te hace inmunológicamente
vulnerable a enfermedades? Estoy solo hablando de los efectos fisiológicos.
¿Qué me dices de tu salud mental? Entonces, quizá te preguntas cómo hago yo.
Pues, es tan arduo como espantar moscas. Con bastante frecuencia al campo de
la batalla de mi mente vienen cantidad de corsarios armados, tratando de
robarme la paz. He decidido que no me vencerán, no me robarán la alegría del
ahora, y no me quitarán el disfrute de lo alcanzado, tal como te lo conté en
puntos de recarga. Lo que te estoy diciendo, no te lo digo desde un pedestal de
santo. Es un consejo que busco aplicar contra viento y marea cotidianos.
Estamos en una especie de escalera. No la vamos subiendo tan
rápido como otros padres. A veces nos quedamos en el mismo escalón por largo
tiempo. Otras, tenemos la impresión de que bajamos varios, cuando creíamos haber
avanzado. Pero esto no es una carrera de velocidad. Sigue esforzándote, pero
sin zozobra. Y recuerda mi recomendación de siempre, usa mi ingrediente secreto
en tu guarapo. No hay manera de saber cómo estarán las cosas en un año, o en
cinco. Pero antes de desesperanzarte al pensar qué vas a hacer cuando estés en
el escalón 432, dirige tu energía para pasar al 19. Vive un día a la vez, da un paso a la vez.
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