martes, 6 de julio de 2021

Sobre mi Salida de MCI

 




Un día como hoy hace cuatro años hablé con mis pastores directos y les hice saber mi deseo de dejar la congregación. No fue nada fácil, porque te digo que estuve en esta iglesia desde enero de 1990. Sí. Así como lo lees. Acababa de cumplir 7 años cuando mi mamá empezó a llevarme. Para el momento de irme ya estaba en una sede hija en la ciudad de La Victoria. La razón “superficial” es personal y no pienso hablar de ella porque por serlo, no tengo objetividad al expresarla. Pero la razón medular, la que me desarraigó del lugar que me vio crecer,  era que necesitaba ser fiel a lo que mis mismos pastores me habían enseñado. Leéme bien: la fidelidad a lo que ellos me habían enseñado tenía más peso y valor que ellos mismos. No basta tener ortodoxia, necesitamos tener ortopraxis. La verdad no solo se puede conocer, debemos vivirla.

Me alegra profundamente su reciente decisión de redireccionar el rumbo de la iglesia que encabezan a la senda de una doctrina más sólida, arraigada en la Escritura y que intencionalmente evita los sesgos denominacionales. Fueron precisamente sus enseñanzas los argumentos que le dieron peso a mi decisión de irme. Y te quiero compartir algunas, porque hoy día siguen teniendo la misma vigencia:

  1. No puedes decirle “amén” a todo lo que se dice desde el púlpito (aplica para los virtuales también). Puede ser profeta, apóstol, pastor, maestro, arcángel o querubín. Todo lo que escuches debes filtrarlo por el tamíz de la Palabra de Dios. Tener una “posición” no es garantía de comprensión escritural y rigurosidad exegética, más en tiempos en donde cualquiera dice lo que quiere. Necesitamos tener discernimiento.
  2. La Biblia no se interpreta desde la alegoría. Una de las lecciones más importantes de hermenéutica que aprendí a mis 13 años, cuando le conté fascinada a mi pastor sobre “El Progreso del Peregrino”. Esta alegoría de John Bunyan es solo eso, una alegoría. No debe ser tomada como autoritativa, como tampoco ninguna otra. Solo las alegorías bíblicas se pueden tomar como exégesis (caso Gálatas 4, por ejemplo). Lo demás es una puerta grande al invento, que siempre disfrazan de “revelación”. Por cierto, en unas semanas hablaremos al respecto en nuestro blog.
  3. Una cosa es un dogma y otra una doctrina. Lo que hacemos por tema logística, costumbre, tradición no tiene el mismo peso o validez que la Palabra misma. Esa era la discusión de Jesús con los fariseos, y quizá quien mejor lo explica es Marcos en el capítulo 7. Sin mencionar que hay cosas que menciona la Biblia que son directrices específicas para un tiempo y personas en particular. Las estrategias (grupos, redes, células, pandillas), las formas de adorar (con o sin danza, luces apagadas, oh-oh-oh- tipo Coldplay), saludar con o sin la mano, la hora de la reunión,  y más, son cosas que nos funcionan para la parte operativa, pero no pueden ser camisas de fuerza.
  4. De todos puedes aprender. El “experto” tiene para enseñar, el indocto también. Ojo, no digo que recibamos todo de todos (véase el primer punto), pero el hermano que no es de tu denominación u organización no está “menos lavado” por la Sangre redentora. Tampoco tiene un Espíritu Santo Tapa Amarilla . Por eso no debemos menospreciar a ningún hermano en la fe, y debemos aprender a edificar y a dejarnos edificar por otros. Aún cuando no comparte todos mis puntos de vista.
  5. No hay nada paralelo a la Escritura. Porque la Biblia es la Palabra de Dios y punto. No hay nada que se le iguale. La revelación más mollejúa que te puedes imaginar no supera a Cristo, el Verbo hecho carne, la revelación definitiva. Todo lo que venga a venderse como “nuevo” es un fake, y debemos estar súper moscas. Cualquier sobre-edificación tiene que tener un solo fundamento: Jesucristo. Y es eso, una sobre-edificación, no es fundamental. Vale destacar que la Escritura es toda ella. No son las cartas paulinas, o los Salmos. Es la Biblia, toda todita.
  6. Cada quién dará cuenta de sí. Razón por la cual el temor de Jehová tiene que regir nuestras acciones. Porque la obra de cada uno será pasada por el fuego y el día la revelará (1 Cor. 3), hay muchas razones para hacerse responsable del proceso de crecimiento individual. Porque estaremos ante Aquel a quien no podremos engañar, ni manipular, necesitamos una mayor consciencia de que lo que hacemos tendrá un fruto y será recompensado (o no).  
  7. No estamos llamados todos a hacer lo mismo. Por esa razón no todos pueden ser líderes, o pastores, o de protocolo, o de adoración. Todos tenemos roles y llamados específicos que debemos descubir, cultivar y desarrollar. Buscar que todos hagan lo mismo de la misma forma interrumpe el crecimiento sano del creyente, impone cargas que no son beneficiosas y crea un ambiente de competitividad. Por algo el apóstol Pablo dice: “cada quien…conforme a lo que ha recibido”. Todos recibimos del mismo Espíritu, pero todos operamos en distintas formas.

Estas son algunas de las razones que afirmaron mi deseo de irme de MCI Turmero,(y posteriormente de MCI La Victoria, que aunque se manejó siempre con una política diferente, está vinculada a su iglesia matriz). Vi sistemáticamente cómo estas enseñanzas se contradijeron en la práctica, porque era más importante ser muchos que ser mejores, y porque la apariencia empezó a importar más que la esencia. Y aclaro, yo fui parte de esa cultura, la toleré y la promoví. A eso debo sumarle mi fariseísmo innato, del cual Dios me ha estado rehabilitando. Si quien me lee fue mi víctima, te pido perdón. El Señor me redarguyó de pecado y he caminado en una dirección diferente desde entonces.

Y para cerrar esto, quiero dejar algunas ideas sueltas para aclarar:

-Me fui en paz. Los pastores Noguera me enviaron con tranquilidad y a la fecha seguimos siendo excelentes amigos.

-MCI era otra iglesia antes de serlo. Es el producto del trabajo arduo de los Pastores Darío y Ma Fe de Isea, y de la gente que le acompañó desde que llegaron en diciembre de 1994. (En caso que alguien crea que la iglesia se inició desde que se afilió al G12)

-Estoy más que feliz por la decisión de los pastores de desafiliarse del G12. Oré por ello durante 9 años.

-Si usted no sabe qué es el Evangelio fuera de la “visión”, le animo a orar, buscar del Señor y estudiar su Biblia. El Evangelio no es la visión, ni ningún otro enfoque denominacional. Los apellidos que le ponemos al Evangelio son generalmente producto de nuestra invención que matizamos con un versículo de aquí y otro de por allá.

-Estamos en tiempos de alistamiento. Necesitamos enfocarnos en lo importante: ser y hacer discípulos. De la forma como sea, administrando la gracia que el Señor le haya dado, no se quede ocioso y sirva al Señor como pueda y con lo que tenga.

-Quien me conoce sabe que tengo pasión y celo por la Palabra. Hay tres culpables de eso: mi señora madre y los pastores Isea. No me da pena así decirlo.

Mis mejores deseos para Vida Church. Que Dios les de sabiduría en este proceso de reingeniería. Seguimos en el reino, todos sirviendo al mismo Rey, porque todos iremos al mismo cielo. 

Bendiciones.

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