viernes, 20 de enero de 2017

Curvas Peligrosas



Ya te conté que vivo en el estado Aragua. Aquí tenemos unas playas espectaculares, la más famosa es la de Choroní. Para llegar allá  en tu carro debes ser valiente y/o muy verdugo del volante.  Conozco a gente que jamás ha ido, sólo por no tener el guáramo de enfrentar la travesía. Yo, como cualquier mortal tomo un bus, y bueno, a calarse el vallenato o el reaggeton correspondiente. No mareo y tampoco me da miedo, pero no te voy a decir que me duermo. Voy en el camino pensando en mi destino. Lo mismo ocurre si voy a la Colonia (Tovar). Sin embargo, esos caminos tienen sus riesgos. Lo más común es escuchar los cuentos o ver los altares que recuerdan que algo trágico pasó en cierto punto. En todo el trayecto no dejamos de ver señales que advierten que hay curvas peligrosas.




Me parece que así mismo pasa cada vez que nos proponemos hacer algo. Ahora que inicia el año estamos llenos de resoluciones y dispuestos a alcanzar metas, atravesaremos puntos que pondrán en riesgo el éxito de nuestro viaje, y por ende hipotecarnos la llegada al destino. Así que en este punto quiero que pienses en al menos tres cosas que quieres alcanzar este año. ¿Las tienes? Bien. Presta atención. El asunto no será soplar y hacer botella. Deberás estar atento a las señales del camino: hay curvas. Si pelas, al barranco vas. Si no tomas las previsiones, y te apercibes de los peligros, tus metas podrían no ser alcanzadas. A medida que nombro esas curvas, podrás identificarte, pues probablemente fuiste víctima de ellas en ocasiones anteriores:

  1. Desánimo. Te pondré un ejemplo: empieza enero y llevas tu chamo a la terapia. Pasan 3 meses y él sigue “igual”. Dejas de llevarlo, pues no ves resultados. Te desanimas, pierdes el empuje y sueltas. El desánimo se cura teniendo en mente la meta final. En Selma, la película (por cierto, si nunca has visto esta película tienes que verla), uno de los compañeros de lucha de Martin Luther King le dice algo como esto: “Con los ojos en el premio, Martin”.  No te desanimes tan fácilmente, no “arrugues” a la primera.                                                                                           
  2. Inconstancia. Prima del desánimo, la inconstancia es una enemiga del alcance de metas. Enero es el mes de comenzar dietas, carreras, cursos, relaciones y empleo. Mucha gente cede al desánimo y abandona lo que había comenzado. Luego, toma otra cosa, y el ciclo se repite. Mi hija Ella tiene casi 6 años. Recibe terapia desde los 6 meses, y hace unos 3 meses fue cuando empezó a sentarse sola. ¿Sabes por qué lo está haciendo ahorita? ¡Yo no! Ella ha sabido hacerlo todo este tiempo, pero faltaba un click, una sinapsis. El hecho es que aún con todo lo que esperé, no dejamos de hacerle su terapia, de ejercitarla y de exigirle. Creo que lo hizo porque se dio cuenta que no la dejaríamos en paz.                                                                                           
  3. Temor. El temor es la fe en que las cosas saldrán mal. Pueden salir mal, es verdad. También pueden salir bien. El temor nos paraliza y nos roba el ánimo para esforzarnos. Una fuente de temor hoy día son las redes sociales. Es increíble lo que ves y lees. Sin embargo, necesitas elegir de qué te vas a llenar, qué cosas van a alimentarte. Es muy fácil para nosotros, los padres especiales llenarnos de temor: leemos diagnósticos, investigamos un poquito y de un momento a otro se nos baja el breaker. Cuando tememos, impregnamos nuestras acciones de un hedor de imposibilidad.  Pilas con el temor.                                                                                                   
  4. Prioridades invertidas. Darle importancia a cosas que no la tienen y descuidar aquellas que sí, es un riesgo de alto grado. Esas cosas que te desenfocan y te hacen invertir un esfuerzo que no vale la pena, son peligrosas. Puedes perderte en ellas, y cuando vengas a ver estás en el abismo del despropósito, muy lejos de Choroní. Debes proponerte mantener tus esfuerzos concentrados en alcanzar esas metas que enumeraste cuando te lo pedí, ¿recuerdas? Mantener los ojos en el premio, imaginarte en Puerto Colombia, siendo golpeado por la bravura de ese mar, tiene que darte la fuerza para poner de lado las actividades y personas que te desvían.





Así que te lo digo con experiencia. Más de una vez le he deslizado y perdido el destino. Este año enfrentaremos muchas curvas peligrosas. La clave está en identificarlas en frío y saber que con la actitud correcta y sortearemos esos y otros obstáculos. Los hacedores de papelón con limón estamos claros que no hay forma fácil de obtener el galardón, pero sabemos que sí es posible, sobre todo si agregamos nuestro Ingrediente Secreto.


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