viernes, 18 de diciembre de 2015

Perfecto para Mí




Un día como hoy, hace 7 años, me casé con el papá de Ella. Habíamos sido amigos por años, novios por unos meses. Cuando nos casamos no éramos tan chamos, ambos nos habíamos graduado de la universidad e incluso él ya estaba terminando un posgrado. Siempre he sido clara contigo y te he hecho saber que no soy un pan. Él, por otra parte, también tiene su lado oscuro. Nuestro matrimonio ha sufrido sacudones a lo largo de los años, como todos. La situación de Ella se ha convertido en una gran prueba de fuego, pero ese fuego nos ha fusionado.

Como también te he dicho en otras ocasiones, los padres especiales no somos sólo eso. Nosotros, como todos los esposos tenemos diferencias por cosas típicas, y nos enfrentamos a los retos cotidianos de toda pareja venezolana. Si nos ponemos a pensar, la convivencia no es fácil, y mucho menos con alguien de otra familia, otra cultura y otra manera de ver la vida. Mi esposo, por ejemplo, es hijo de extranjeros, y aunque Colombia no queda en otro continente, te juro que a veces me dice cosas que yo no entiendo en absoluto. Con el tiempo he aprendido los códigos, pero no siempre es fácil.

El hecho es que con el pasar de los años he entendido que el amor no es un sentimiento. ¿Sabías? Amar a tu cónyuge es una decisión cotidiana. El enamoramiento es una etapa que pasa, de allí vamos a lo que Gary Champan llama amor maduro. Ese amor va más allá del cosquilleo, o de lo lindo que se ve tu príncipe al tocar un instrumento musical. En esa perspectiva quiero darte tres razones (claro que hay muchas más) por las que amo a mi esposo:

  1. Tiene un corazón sencillo. Mi esposo no es un hombre pretencioso o jactancioso. Detrás de lo que muchos malinterpretan como timidez, hay alguien que no desea impresionar, aparentar o llamar la atención. Él es quien es, sin disfraz. No diré que jamás, pero realmente no recuerdo haberle escuchado mentir para hacer creer que es o tiene algo que no. En su sencillez hay una alta capacidad para aprender (siempre), porque tiene un espíritu inquisitivo y una soberbia en mínimos niveles. Es excelente oyente, aunque no tiene muy buena memoria. Es genuino y sincero. Algunas personas insisten en hacerle creer poco atractivo, pero esta cualidad ha hecho de mi esposo el hombre más bello que existe en la tierra; por lo menos para mí es así. Su sencillez le hace brillar en donde esté.                                                                                             
  2. Ama a nuestros hijos con locura. No sólo lo demuestra saliendo a diario a ganarse el pan. Mi esposo se toma tiempo con cada uno de los niños para cargarlos, jugar con ellos, y entregarse. Él sabe alimentarlos, les ha cambiado pañales, los baña, y los conoce. En el caso de Ella, es él quien la atiende cada noche religiosamente: baño, medicina, cena. Él se ha tomado la tarea de buena gana. Le encanta atenderlos, y esa atención es amor. Una mujer que ve que su esposo ama a sus hijos, no puede desestimar tal regalo. En una sociedad de hombres infantiles, mi esposo se ha unido a aquellos que se hacen responsables porque entiende que el aporte económico no es necesariamente sinónimo de crianza.                                                                   
  3. Me ama a pesar de mi. Ya te he dicho que soy voluntariosa, exigente y perfeccionista. Mi esposo por su parte tiene un temperamento flemático, lo que lo hace propenso a estar relajado y tomarse las cosas con calma. A diario lucho con mi ego para ser la esposa de espíritu afable que enseña el Apóstol Pedro en una de sus cartas. Pero aún cuando no lo logro, él me sigue amando. Él se la cala, me aguanta, me deja llorar en su hombro, me ayuda a levantarme, me hace contar hasta 10 (o hasta 100) en medio de la ofuscación, me perdona, me abre los ojos a verdades espirituales, me motiva. Este blog es muestra de ello. Mi esposo sabe quién soy, y aquí está. Ya han pasado muchas lunas desde que nos casamos y no tengo duda que pasarán muchas más, hasta que el Señor así lo disponga.
Así que, no quería dejar pasar esta oportunidad para homenajear a mi esposo. El hombre que me robó el corazón, el compañero perfecto para este camino. Estoy inmensamente agradecida a Dios por su vida. Él es muestra de la bondad Providencial para mí. Ha sido él el instrumento para hallar papelón a mi vida limonada.                                                                                                                                                                                                                                                                   
R: Te amo, y cada día más estoy convencida de que eres el hombre perfecto para mi.




viernes, 11 de diciembre de 2015

Fuera de Control

Soy una persona de temperamento colérico. Los coléricos somos líderes natos, orientados al logro y controladores. Aparte de eso, soy mujer. Además, soy metódica: hago listas, cronogramas, cuadros, esquemas, vivo pendiente del calendario y la hora. Todo eso es una espada de doble filo. En muchas ocasiones me favorece, en otras, esos aspectos se confabulan en mi contra, y…bueno, me perjudican, y perjudico a otros. Siempre busco ser honesta contigo, porque este no es un espacio para decirte: “Mi vida es perfecta, búscate una igual y verás qué bien te irá”. Estoy en una constante lucha en las que a veces, las cosas que están fuera de mi control me hagan salir de control, valga la redundancia.


Hace algunos días enfrenté una crisis de salud con Ella. Impresionantemente me mantuve en la línea de cordura, y aunque el asunto era aparentemente serio, decidí no volverme loca, dar mis pasos certeros y mantener mi mente alineada a un pensamiento al que recurro en muchas ocasiones: Esto también pasará. Lo que he aprendido acerca de las reacciones humanas es que están regidas por los pensamientos. Y te digo algo, en mi mente y corazón está la plena convicción que Dios está al control de la vida de  mi hija, que Él la ama y que ni un cabello de su cabeza caerá sin su aprobación. No quiere decir eso que no me preocupe en ocasiones, pero he desarrollado la capacidad para ensordecer temores que a diario gritan a mis oídos.

Es que empecé a entender que las cosas salen de mi control con Ella. ¿Qué más incontrolable que una crisis convulsiva? Mi hija pasaba épocas en las que el sueño se le trastornaba por completo, de manera que la noche era el día y el día también era el día, inapetencia, reflujo, estreñimiento, fobias extrañas, llantos a los que no se le hallan causa, etc. Eso es entrenamiento, mi pana. Pero eso no quiere decir que siempre gano. Eso sólo significa que ya hay cosas que no me alteran, así que simplemente le doy la vuelta y pa’ lante. Sin embargo, no siempre ocurre así. Hay días que mis hijos no se llevan la cuota de mi descontrol, pero sí mi esposo, o la cajera del supermercado, o la operadora del Banco X que llama cobrándole a alguien que ya no vive aquí (a pesar de haber dicho miles de veces que se mudó). Esto es una guerra, y se gana de batalla en batalla.




Te voy a decir qué es lo más importante de esto: llegar al punto en el que entendamos que alterarse por cosas que están fuera de nuestro control es tan inútil como echarle aceite al agua de la pasta, no cambia los resultados. Después de eso, toca la ardua tarea de darle aplicación universal. En ese proceso ando yo, como te acabo de comentar. Mientras tanto, continúo esforzándome para logarlo. No se me hace siempre fácil. Pero entiendo que si quiero que el mundo sea mejor para Ella y su hermanito, la primera en ser mejor debo ser yo. La labor más pelúa de esta vida limonada es echarle papelón, y quiero que recuerdes que en eso no estás solo. Somos un club