Un día
como hoy hace cuatro años hablé con mis pastores directos y les hice saber mi deseo de dejar la congregación. No fue nada fácil, porque te digo que estuve en esta iglesia
desde enero de 1990. Sí. Así como lo lees. Acababa de cumplir 7 años cuando mi
mamá empezó a llevarme. Para el momento de irme ya estaba en una sede hija en
la ciudad de La Victoria. La razón “superficial” es personal y no pienso hablar
de ella porque por serlo, no tengo objetividad al expresarla. Pero la razón
medular, la que me desarraigó del lugar que me vio crecer, era que necesitaba ser fiel a lo que mis
mismos pastores me habían enseñado. Leéme bien: la fidelidad a lo que ellos me
habían enseñado tenía más peso y valor que ellos mismos. No basta tener
ortodoxia, necesitamos tener ortopraxis. La verdad no solo se puede conocer,
debemos vivirla.
Me
alegra profundamente su reciente decisión de redireccionar el rumbo de la
iglesia que encabezan a la senda de una doctrina más sólida, arraigada en la Escritura
y que intencionalmente evita los sesgos denominacionales. Fueron
precisamente sus enseñanzas los argumentos que le dieron peso a mi decisión de
irme. Y te quiero compartir algunas, porque hoy día siguen teniendo la misma vigencia:
- No puedes decirle “amén” a todo lo que se dice desde el púlpito (aplica para los virtuales también). Puede ser profeta, apóstol, pastor, maestro, arcángel o querubín. Todo lo que escuches debes filtrarlo por el tamíz de la Palabra de Dios. Tener una “posición” no es garantía de comprensión escritural y rigurosidad exegética, más en tiempos en donde cualquiera dice lo que quiere. Necesitamos tener discernimiento.
- La Biblia no se interpreta desde la alegoría. Una de las lecciones más importantes de hermenéutica que aprendí a mis 13 años, cuando le conté fascinada a mi pastor sobre “El Progreso del Peregrino”. Esta alegoría de John Bunyan es solo eso, una alegoría. No debe ser tomada como autoritativa, como tampoco ninguna otra. Solo las alegorías bíblicas se pueden tomar como exégesis (caso Gálatas 4, por ejemplo). Lo demás es una puerta grande al invento, que siempre disfrazan de “revelación”. Por cierto, en unas semanas hablaremos al respecto en nuestro blog.
- Una cosa es un dogma y otra una doctrina. Lo que
hacemos por tema logística, costumbre, tradición no tiene el mismo peso o
validez que la Palabra misma. Esa era la discusión de Jesús con los
fariseos, y quizá quien mejor lo explica es Marcos en el capítulo 7. Sin
mencionar que hay cosas que menciona la Biblia que son directrices
específicas para un tiempo y personas en particular. Las estrategias (grupos,
redes, células, pandillas), las formas de adorar (con o sin danza, luces
apagadas, oh-oh-oh- tipo Coldplay), saludar con o sin la mano, la hora de
la reunión, y más, son cosas que
nos funcionan para la parte operativa, pero no pueden ser camisas de
fuerza.
- De todos puedes aprender. El “experto” tiene para
enseñar, el indocto también. Ojo, no digo que recibamos todo de todos (véase
el primer punto), pero el hermano que no es de tu denominación u organización
no está “menos lavado” por la Sangre redentora. Tampoco tiene un Espíritu Santo
Tapa Amarilla . Por eso no debemos menospreciar a ningún hermano en
la fe, y debemos aprender a edificar y a dejarnos edificar por otros. Aún cuando no comparte todos mis puntos de vista.
- No hay nada paralelo a la Escritura. Porque la
Biblia es la Palabra de Dios y punto. No hay nada que se le iguale. La
revelación más mollejúa que te puedes imaginar no supera a Cristo,
el Verbo hecho carne, la revelación definitiva. Todo lo que venga a
venderse como “nuevo” es un fake, y debemos estar súper moscas. Cualquier
sobre-edificación tiene que tener un solo fundamento: Jesucristo. Y es eso, una sobre-edificación, no es fundamental. Vale
destacar que la Escritura es toda ella. No son las cartas paulinas, o los
Salmos. Es la Biblia, toda todita.
- Cada quién dará cuenta de sí. Razón por la cual el temor de Jehová tiene que regir nuestras acciones. Porque la obra de cada uno será pasada por el fuego y el día la revelará (1 Cor. 3), hay muchas razones para hacerse responsable del proceso de crecimiento individual. Porque estaremos ante Aquel a quien no podremos engañar, ni manipular, necesitamos una mayor consciencia de que lo que hacemos tendrá un fruto y será recompensado (o no).
- No estamos llamados todos a hacer lo mismo. Por esa razón no todos pueden ser líderes, o pastores, o de protocolo, o de adoración. Todos tenemos roles y llamados específicos que debemos descubir, cultivar y desarrollar. Buscar que todos hagan lo mismo de la misma forma interrumpe el crecimiento sano del creyente, impone cargas que no son beneficiosas y crea un ambiente de competitividad. Por algo el apóstol Pablo dice: “cada quien…conforme a lo que ha recibido”. Todos recibimos del mismo Espíritu, pero todos operamos en distintas formas.
Estas son algunas de las razones que afirmaron mi
deseo de irme de MCI Turmero,(y posteriormente de MCI La Victoria, que aunque
se manejó siempre con una política diferente, está vinculada a su
iglesia matriz). Vi sistemáticamente cómo estas enseñanzas se contradijeron en
la práctica, porque era más importante ser muchos que ser mejores, y porque la
apariencia empezó a importar más que la esencia. Y aclaro, yo fui parte de esa
cultura, la toleré y la promoví. A eso debo sumarle mi fariseísmo innato, del cual
Dios me ha estado rehabilitando. Si quien me lee fue mi víctima, te pido
perdón. El Señor me redarguyó de pecado y he caminado en una dirección
diferente desde entonces.
Y para cerrar esto, quiero dejar algunas ideas sueltas
para aclarar:
-Me fui en paz. Los pastores Noguera me enviaron con
tranquilidad y a la fecha seguimos siendo excelentes amigos.
-MCI era otra iglesia antes de serlo. Es el producto
del trabajo arduo de los Pastores Darío y Ma Fe de Isea, y de la gente que le
acompañó desde que llegaron en diciembre de 1994. (En caso que alguien crea que
la iglesia se inició desde que se afilió al G12)
-Estoy más que feliz por la decisión de los pastores de
desafiliarse del G12. Oré por ello durante 9 años.
-Si usted no sabe qué es el Evangelio fuera de la “visión”,
le animo a orar, buscar del Señor y estudiar su Biblia. El Evangelio no es la
visión, ni ningún otro enfoque denominacional. Los apellidos que le ponemos al Evangelio son generalmente producto de nuestra invención que matizamos con un versículo de aquí y otro de por allá.
-Estamos en tiempos de alistamiento. Necesitamos
enfocarnos en lo importante: ser y hacer discípulos. De la forma como sea,
administrando la gracia que el Señor le haya dado, no se quede ocioso y sirva
al Señor como pueda y con lo que tenga.
-Quien me conoce sabe que tengo pasión y celo por la
Palabra. Hay tres culpables de eso: mi señora madre y los pastores Isea. No me
da pena así decirlo.
Mis mejores deseos para Vida Church. Que Dios les de sabiduría en este proceso de reingeniería. Seguimos en el reino, todos sirviendo al mismo Rey, porque todos iremos al mismo cielo.
Bendiciones.