viernes, 7 de septiembre de 2018

Perro Ladrón





Hace unos meses atrás mis vecinos recogieron un perro de la calle. Yo lo llamé Coleto, porque eso es lo que parecía. Mi esposo le decía perro ladrón, no porque robara cosas, sino porque ladraba, MU-CHO. Como era de la calle al perro no le gustaba la soledad, razón por la cual el pobre perro empezaba a ladrar cuando se iban. Léeme bien: ladraba siempre que estuviera solo. No te imaginas lo molesto que el asunto era, no sólo para mí, sino para todos mis otros vecinos. Se escuchaba en todas partes. El ladrido empezaba a las 6 de la mañana, y paraba a eso de las 5 de la tarde. Sin embargo, al pasar los días y semanas de alguna forma comencé a dejar de darle tanta importancia. Eso es lo que se llama: hacer fondo.


Todos conocemos el concepto de fondo y forma. El cerebro integra los sentidos y percibe el mundo. Cuando prestamos más atención a una sensación estamos haciendo forma, y cuando la “ignoramos” hacemos fondo. La verdad es que no la ignoramos, nuestro cerebro no ha dejado de percibirla, pero no está en el primer plano. Creo que ese es el tema con las aflicciones irresolutas. Siguiendo con el ejemplo de Coleto, el perro que ladraba mucho, llegó un momento que su ladrido no estaba en primer plano para mí. Por eso es que su ladrido no me volvió loca como sí lo hizo a otros.



Cuando recibí el golpe del diagnóstico de mi hija Ella no podía hacer fondo del asunto. ¿Cómo dejar de lado la idea de que el futuro de mi hija estaba hipotecado por una lesión cerebral? Es que cuando tienes una piedra en el zapato, ¿cómo carrizo caminas tranquilo? Pues, no pretendo ser yo la dueña de las verdades de la vida, ni poseer toda sabiduría salomónica, pero sí hay algo que pueda asegurarte: toda aflicción puede producir beneficios. Y mientras atravesamos esos valles necesitamos hallar equilibrio, manera de sobrellevar lo difícil y aprender a hacer fondo.


Hoy quiero darte dos prácticas que puedes realizar para hacer fondo con las situaciones difíciles. De ninguna manera estoy simplificando los problemas, pero todos mis escritos están orientados a infundirte una actitud distinta ante la crisis. Quizá la situación no cambie mucho, pero tú sí podrás afrontarla con un ánimo distinto.


Un adinerado hombre de 75 años viaja por un desierto en el Medio Oriente con su esposa y sus bienes. Dejó a su familia persiguiendo una promesa dada por Dios. La promesa es convertirse en una gran nación. Sin embargo, Don Abram no tiene hijos.  Está en su tienda y tiene enormes riquezas, pero nadie a quién legárselas. Allí está el ladrido de la esterilidad de su esposa. Dios le invita a salir de su tienda, a poner de lado por un momento lo que le recuerda su dolor.  Lo primero que te aconsejo para hacer fondo es salir de la tienda, implementar una actividad que te distraiga cada cierto tiempo.




Cuando Ella estaba pequeñita me inscribí en un curso de cocina en mi pueblo. Así que toda la actividad era un cambio de ambiente. Era viajar, distraerme en el camino, estar con otras señoras, aprender y enfocar mi atención a otra cosa que no fuera citas, terapias, medicamentos, convulsiones, pañales sucios, etc. Desde ese tiempo lo implementé como casi obligatorio. Digo casi, porque te confieso, me cuesta a veces. Soy una persona sumamente enfocada a logros, y siempre tengo algo qué hacer.

¿Qué cosas te distraen? Hazlo. Ve una película, anda y dale una vuelta a la plaza, toma una siesta, juega una caimanera, escápate a la playa, o con las amigas a comer helados, así sean chupi-chupi. Necesitas hacerlo, por salud mental, por esparcimiento, porque la recreación es una necesidad que debe ser suplida. Esto no es una licencia para desentenderte de tu situación, es una manera de retomar fuerzas para sobrellevarla. No estamos ignorando al perro, aún escuchamos sus ladridos, sólo que por un momento le estamos dando importancia a otra cosa, y no hay nada de malo en ello.

Abram salió de su tienda, y al salir, Dios le indicó contar las estrellas. Y allí está mi segundo consejo: cambia la perspectiva. Hacer fondo es regular las sensaciones y manejarlas. Si sólo piensas en la reconversión monetaria, en que no consigues azúcar, en que se te acaba el medicamento del niño, pues, obviamente tu energía va a estar consumida. Velo diferente, decide, determínate a ver las cosas con otra óptica. Insisto, esto no lo va a solucionar, pero sí te va a dar la fortaleza para abordar tu dificultad con más equilibrio. Contar las estrellas es ver todo, no sólo una cosa. Cuando ves un cielo estrellado, ves muchas estrellas, no sólo una. Ves las cosas en una proporción mucho más justa y de manera más amplia.



Haz el ejercicio y mira a tu alrededor. Agradece tu vaso de agua, ve que tienes un aparato electrónico que te permite leer esto, tienes ojos que funcionan y un cerebro que procesa esa información. Observa y aprecia. No des las cosas por sentado, y cuenta las estrellas.

A Don Abram le faltaba mucho camino, pero ese momento cambió su vida para siempre. El relato completo está a partir de Génesis 15.  No puedo asegurarte que todo estará bien hoy, pero puedo decirte que asumir la crisis desde otro ángulo te va a traer mucho bienestar, claro que siempre te voy a recomendar Mi Ingrediente Secreto.

Los ladridos de perros pueden estar al fondo y sobrellevarse, los malos ratos de la vida siempre se pueden endulzar. De eso se trata el papelón con limón.