viernes, 31 de marzo de 2017

Culpa Autoechada




Prometí escribir al respecto. Es un tema extenso, y es posible que no lo cubra todo en este post.  Con algunas excepciones del Reino Animal,  los  padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, pero en algunas ocasiones no lo logramos.  Eso, mi querido lector,  causa algo que yo he denominado culpa autoechada. ¿A qué me refiero?  Hablo de esas cosas sobre las que no tenemos control en absoluto y que causan malestar o daño a nuestros hijos. Esas cosas de las que nos hacemos responsables,  por las dudas. Siempre tiene que haber un culpable,  y bueno, a veces terminamos señalándonos a nosotros mismos al no hallar explicación.


En estos días filosofaba acerca del oficio de la maternidad, y concluí que ser padre es como ser nuevo en algo todos los días de tu vida. No sabes si la estás embarrando o lo estás haciendo bien. Y bueno, como las mamás, en especial las latinas, tenemos una alta predisposición a tomar el control de todo, pues, lo más natural es que la culpa de todo también sea nuestra, ¿no es así? Pero la verdad es que no todo está en nuestras manos, y no somos responsables del Cosmos, por muy súper mamás que nos creamos. Y esto, también va con los papás, por supuesto. Por eso quiero hablarte sobre la mala maña de echarnos la culpa.



Quiero decir que en muchas ocasiones somos sumamente duras con nosotras mismas por no ser la mamá perfecta que todos te dicen que debes ser. Sí, todos te lo dicen. Si bien, no con palabras, tu mamá, tú tía, tu abuela, tu suegra, tu cuñada, tu vecina, todos esperan de ti que tu hijo ande pulcro, no se enferme nunca y además sea gordito. A mí, por ejemplo, me preguntan si yo sabía que Ella tenía una condición especial antes que naciera. Aparte de tener que explicar que un accidente perinatal se llama así porque sucede durante el nacimiento,  me pregunto, ¿qué si hubiese sabido que iba a  tener una lesión cerebral?  Supongamos que no es una lesión, sino una condición genética, ¿cuál es mi responsabilidad al respecto?  ¿Qué padre planifica con su hijo en vientre las muchas sesiones de terapia a las que tendrá que llevarlo? Así que vamos a discutir sólo dos principios importantes para superar la culpa. Los demás te los debo para las próximas entregas.

No tenemos respuesta a todo. Eso quiere decir que mi condición humana me limita a eso, a hacer cosas humanas. Las mamás estamos limitadas porque estamos en una cosa de ensayo y error, no todos los hijos son iguales, así como no todos los días son iguales, así como los tiempos cambian. Y no podemos lograrlo todo. Lo que pasa es que en nuestro afán de que nuestros chamos no tengan siquiera lagañas, asumimos la vida maternal como la tarea más extra humana posible. Si bien, siempre requiere el esfuerzo extra, no significa ello que vas a hacerlo perfecto. No podrás, no podré. Es así. De manera que toca entender que toca hacer siempre lo mejor posible, apuntando a las estrellas, aunque le demos a la luna.

Comparar es lo peor que puedes hacer. Y es lo que hacemos con frecuencia. Vas a la casa de una señora (tía, abuela, prima, amiga, vecina) y la ves perfecta, mientras la tuya es un campo de batalla. Sí, a mi me pasa. Resulta que entre llevar a Ella a las terapias, cocinar y trabajar, la vida se me va en las cosas básicas, y a veces no tengo el tiempo limpiar la nevera o arreglarme las uñas. ¡Y bien por aquellas cuyas casas están de punta en blanco! Hubo un tiempo en el que yo podía dedicar mucho tiempo a eso, pero mi atención ahora está repartida en otras cosas que son también importantes. Ves al niño en el supermercado tan bien portado, mientras el tuyo está atravesando esa etapa de adolescencia temprana en la que parece haberse tragado a The Hulk.  Te tengo dos cosas que decir al respecto: nadie (absolutamente nadie) es perfecto y lo otro es que no puedes ponerte a los demás como meta, la meta tiene que ser siempre un mejor tú mismo.



Esta semana, trata de pensar en estas dos ideas: no eres Enciclopedia Británica, y no puedes usar a los otros de medida. Una de las cosas que nos hace libre de la culpa es la certeza de saber quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos. Y sí, sí hay que dar explicaciones, pero Al de Arriba.


La próxima semana te daré otros consejos acerca de superar las culpas maternales. Mientras tanto, no olvides que la vida está llena de dulce y de ácido, y eso es aplicable a todas sus áreas, siendo una de ellas la vida familiar. La vida es papelón con limón.