Ya te conté que con excepción de cumpleaños y aniversarios,
todas las fechas son exactamente lo mismo para mí. Sin embargo, no quiero
desaprovechar la oportunidad de hablarte de algo que “suena” por ahí estos
días: la cruz. Para nosotros los occidentales que tenemos gran influencia
cristiana tiene un claro significado, pero mi opinión es que la gran mayoría de
nosotros no hemos entendido cuál es la cuestión con eso. Y sí, sí tiene que ver
con ser padres especiales, así que el norte de este blog es el mismo. Es que la
Cruz tiene que ver con todo.
Vamos a echar el cuento corto: Dios pone al hombre en el
huerto, le dice: “chamo, puedes comer de todo, menos de esto”. Él come de eso
que Dios le prohibió. El hombre desobedeció y quedó separado de Dios. Eso hizo
que todos sus descendientes fuesen herederos de una naturaleza perversa,
propensa a la maldad. No sólo eso, hizo que fuésemos objeto de condena, porque
recibimos muerte (física y espiritual) Pero no todo quedó allí. Dios tenía una
solución. Envió a su Hijo hecho hombre para que viviera como nosotros y recibiera
el castigo que tú y yo, y todos los hijos de Adán merecíamos.
¿Y qué tiene que ver eso contigo? Pues, todo. Porque la Cruz
tiene el secreto de la Vida Eterna. ¿O es que tú crees que estamos aquí nada
más para hacer colas? La Cruz es el puente entre Dios y yo. La Cruz es el
mensaje que cambia el mundo. La Cruz concentra en sí el Poder de un Hombre
llamado Jesús que la padeció para que nosotros tuviésemos acceso a otro tipo de
vida. En la Cruz quedaron clavados la angustia, el dolor, la soledad, la
escasez, la vergüenza, la enfermedad, la pobreza, el fracaso, y todas esas
cosas feas que vemos que no son más que la consecuencia de nuestro pecado. Eso es
la Cruz.
La Cruz es el papelón de mi limón. Allí está anclada mi
esperanza. Cuando entendí que mi hija especial también estaba en la mente del
Señor Jesús cuando fue a la Cruz por Ella, supe que no había nada de lo que Él
no pudiese librarla. Así que mi plena confianza está en el Poder de esas Cruz.
Ese poder trasciende el plano físico y me produce paz, seguridad y certeza de
que hay algo mejor que lo mis ojos ven. Eso lo hace el poder de la Cruz.
De manera que, así de pana te lo digo. Sin Cruz no hay
papelón. El papelón que produce la Cruz es el original. Los demás papelones son
copias chimbas que no endulzarán jamás lo suficiente. No nos sirve de nada
tener posesiones, muchos amigos, conexiones, dinero, títulos o poder. La Cruz
es la llave que nos abre la puerta a la Vida Eterna. Jesús no sólo la padeció,
sino que nos invitó a tomar una y seguirle. Eso quiere decir que también nos
invita a padecer, porque como dijo el pescador más latino de la Biblia: “ejemplo
nos dejó para que sigamos sus pisadas”.
El limón de la vida terrenal y sus vicisitudes sólo halla
equilibrio en la Cruz de Jesús.