jueves, 5 de noviembre de 2015

Soñadores Realistas

Suena como un oxímoron, pero no lo es. Los soñadores realistas creen que lo imposible se puede realizar, pero saben que ante una abrumadora realidad, hay un trabajo que hacer. Me considero una. Aún continúo alimentando esperanzas en un mundo en el que te dicen que hay momentos en los que hay que pisar tierra. No ando en las nubes, pero sé que puedo ver más de lo que me espeta en la cara el “esto es lo que hay”. Hacer papelón con limón implica una dedicación a la tarea, un compromiso y un código de sobrevivencia. Los padres especiales empeñados en hacer este guarapo somos soñadores realistas. Desde esta perspectiva te hablo hoy.




En primer lugar, como soñadora realista no me he casado con ningún especialista. Por casarme quiero decir que no hago compromisos de exclusividad. Si algo no funciona para Ella, pues hasta allí llegó. Cuando un médico me deja más interrogantes que respuestas, busco otro que me las responda. Si un terapeuta o terapia no funciona para mi nena, no dudo en detenerlo. ¿Cuál es la medida para saberlo? Simple: resultados. En el caso de mi hija, los resultados tardan un buen tiempo en verse, pero se ven. Seguro lo habrás leído miles de veces: si algo no funciona de una forma, inténtalo de otra. Esto es un principio de vida. No podemos esperar resultados diferentes si seguimos haciendo las cosas de la misma manera.

Lo otro es que he aprendido que un padre especial que sueña realistamente usa los recursos a su mano. Supe el año pasado de una mamá que iba a llevar a su nena a China a un tratamiento con células madres. ¡Bien por ella! Pero yo ahorita no puedo llevar mi hija si quiera a Margarita con los delfines. Entonces, como te conté en Jungla Capital, voy con cierta frecuencia a Caracas. Otros papás llevan sus ángeles a Cuba. Excelente.  Otros a un Centro de Desarrollo Infantil o a un SRI. A otros les dan terapia en casa. A unos les llevan a terapia equina. Es decir, hay que hacer las cosas de acuerdo a las circunstancias y posibilidades particulares. Lo único que no se vale es no hacer nada. Un niño con necesidades especiales debe recibir estimulación y ayuda en atención a su discapacidad hasta alcanzar el máximo nivel posible de independencia.

Además, los soñadores realistas no dejamos que la realidad nos apabulle, porque somos soñadores. Hay miles de cosas que pueden salir mal. Hemos pasado malos ratos. De hecho, no conozco hasta ahora ningún padre especial que no luche con traumas. Pero eso no nos quita el empuje. Estamos obstinados en ver mejor a nuestros hijos. No nos da la gana de permitir que nuestros chamos vean hipotecado su futuro por las palabras desconsiderada de un especialista, o por la flojera de un terapeuta; ni siquiera porque no conseguimos un medicamento en las primeras 35 farmacias que visitamos. Soñamos y nos movemos. La realidad es un referente lateral, una línea de ubicación, pero no es la meta.




Soñar te da esperanzas, fuerzas y te motiva a seguir. Ser realista en medio del sueño te permite hacer un esfuerzo consciente, pero también te enseña que hay cosas que no dependen de ti. Hay siempre un elemento Supremo (sabes, mi ingrediente secreto). Lo que sí es cierto es que si sembramos, cosechamos. Es una ley natural. Así que no tengas miedo de soñar, y tampoco tengas miedo de actuar. Esa es la esencia de un soñador realista. 

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